1. LA ORGANIZACIÓN Y PLANIFICACIÓN
  • Descomponer las tareas complejas en pequeñas y manejables. Podemos utilizar una hoja para hacerlo de una manera más visual.
  • Establecer pequeños objetivos que sean claros y establecer el orden de cada uno de ellos.
  • Organizar y ordenar los materiales: es importante que todo el material tenga un lugar definido para facilitar la organización y el orden. Podría ser interesante marcar un horario fijo durante la semana para la limpieza y la organización de la mochila, haciendo de ello una experiencia agradable y crear así un hábito.
  • Establecer prioridades: aprender a realizar las tareas en función de la fecha de vencimiento de la tarea, el nivel de dificultad, o el estrés que generan.
  1. LA GESTIÓN DEL TIEMPO
  •  Utilizar relojes: Que ayudan a visualizar el paso del tiempo, y comprender cuánto queda para finalización de una tarea. 
  •  Ayudar a estimar el tiempo que llevará una tarea: antes de empezar un ejercicio podemos pedirle que estime cuánto tiempo cree que le llevará. Lo apuntamos, lo cronometramos y al final le ayudamos a reflexionar. ¿Me ha faltado o me ha sobrado tiempo? ¿Qué ha pasado? Con esto ayudamos a crear conciencia del paso del tiempo y a gestionar el tiempo necesario para la realización de tareas.
  1. CONTROL DE IMPULSOS
  •  Utilizar guías de autoinstrucciones: verbalizar y describir todos los pasos que necesita una tarea, de manera que nos ayude a reflexionar.“¿Qué tengo que hacer? Ah, primero haré esto, y después esto, con cuidado de no equivocarme. ¿Lo estoy haciendo bien?”. 
  •  Revisar siempre la tarea al terminarla. Desde un punto de vista positivo, buscaremos los errores y reflexionaremos acerca de por qué los hemos cometido. Para errores muy frecuentes, podemos crear una pequeña lista personalizada de “errores a tener en cuenta”.
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